La mejor forma de evitar patologías bucodentales es la prevención. Por ello, vamos a explicar las medidas necesarias para mantener la dentadura, las encías y la boca en buen estado y prevenir la caries dental y las enfermedades de las encías, pues más vale prevenir que curar.
EL CEPILLADO
Un correcto cepillado de dientes es la principal herramienta con la que contamos para mantener nuestra salud dental. Es importante que el cepillo de dientes se ajuste a nuestras circunstancias personales; edad, destreza o si llevamos implantes u ortodoncia son factores que debemos tener en cuenta.
Para comenzar, hemos de cambiar de cepillo cada tres o cuatro meses. Si vemos que las cerdas se abren antes de ese tiempo, puede ser que el cepillo no sea de buena calidad o que el cepillado sea muy agresivo, con el consiguiente daño para nuestros dientes.
La limpieza se debe realizar en dirección a la encía, realizando movimientos verticales y vibratorios, de adelante a atrás.
Si se trata de los niños de la casa, el cepillo debe ser pequeño, para ajustarse al tamaño de su boca, y el mango más grueso para facilitar su manejo. En caso de llevar prótesis o aparatos de ortodoncia, debemos elegir un modelo que facilite el cepillado.
El cepillo eléctrico es también una excelente elección, pues realiza por nosotros movimientos que de forma manual sería muy difícil imitar. En el próximo número de nuestra revista hablaremos de ello con más profundidad.
También es fundamental cepillarse después de las comidas, especialmente antes de dormir, porque durante la noche hay una disminución de la secreción de saliva y es el momento más propicio para la aparición de caries.
Resulta imprescindible limpiar los espacios entre los dientes, para ello debemos ayudarnos de seda dental o cepillos interproximales. Nosotros podemos indicarte cómo es la mejor manera de utilizarlos. Además, podemos complementar la higiene bucodental con un colutorio o enjuague.
EL FLÚOR
El flúor ayuda a prevenir la caries y a reducirla, pues fortalece el esmalte al formar cristales de fluorapatita, menos solubles ante la agresión de los ácidos producidos por la placa bacteriana. Además, ayuda a la remineralización del esmalte aumentando su resistencia, disminuye el metabolismo bacteriano de los hidratos de carbono en la placa e impide la formación de esta sobre la superficie del diente.
Los colutorios, los dentífricos fluorados, los barnices, la seda dental fluorada, ayudan en esta tarea, así como los geles aplicados por el dentista. También puede administrarse en forma de comprimidos o gotas en la etapa de formación de los dientes (hasta los doce años), siempre bajo la supervisión del odontólogo.
VISITAR A TU DENTISTA, LA MEJOR PREVENCIÓN
La mejor forma de evitar dolencias innecesarias es acudir a nuestra clínica dos veces al año, sin esperar a que nos duela algo. Los niños, las embarazadas y las personas mayores deben revisar su salud bucodental con especial atención. Es muy importante no olvidarse de la limpieza bucal una vez al año para eliminar el sarro y prevenir la enfermedad periodontal.
Los más pequeños deben visitar nuestra consulta cuando empiezan a salirle los primeros dientes. Le mostraremos cómo limpiar suavemente sus encías. Cuando caen las piezas provisionales y salen los dientes definitivos, las visitas deben realizarse cada seis meses para aplicar flúor, detectar alteraciones, caries, maloclusiones y malos hábitos, pero, sobre todo, para que disfruten siempre de su visita al dentista.
Las mujeres embarazadas deben realizar una revisión en el primer trimestre para prevenir la inflamación de las encías y seguir las pautas que el odontólogo le indique. Del mismo modo, las personas mayores deben acudir al dentista para mantener en el mejor estado posible su boca y mantener siempre una sonrisa rejuvenecida.