Todos sabemos que los alimentos que contienen azúcar de cualquier tipo pueden contribuir a la caries dental, pero no solemos tener en cuenta las bebidas que lo contienen en grandes cantidades, como las gaseosas, zumos, bebidas deportivas y bebidas con azúcares añadidos.
Este hecho es especialmente importante en niños y adolescentes que abusan de las bebidas energéticas, causando daños irreversibles en los dientes debido a los altos niveles de acidez de este tipo de bebidas que erosionan el esmalte dental.
Como todo, en su justa medida se puede consumir, los expertos de la Asociación Dental Americana recomiendan mascar chicle sin azúcar o enjuagarse la boca con agua después de haber bebido este tipo de bebidas para aumentar el flujo de saliva y restaurar de forma natural los niveles de acidez en la boca.
Cuando se practica deporte la secreción salivar se reduce, por lo que al beber refrescos energéticos inmediatamente después es cuando más “indefensa” está la boca, por lo que aconsejamos beber mucha agua y posponer la ingesta de este tipo de bebidas de recuperación energética y esperar por lo menos una hora antes de cepillarse los dientes. De lo contrario, el ácido se extiende en las superficies de los dientes, lo que aumenta la acción erosiva.
En el caso de las bebidas carbonatadas, lo más aconsejable es esperar de media hora a una hora para cepillarse los dientes tras consumirlas para atenuar el efecto erosivo en el esmalte dental al dar tiempo para que el sistema inmunitario del diente se defienda contra la acidez, pues la saliva es uno de los principales protectores que ayudan a reparar y reconstruir el esmalte dañado.
Una solución es cambiar las recetas de los refrescos carbonatados y añadirles calcio u otros agentes para que sean menos dañinos para los dientes, pero como esto no parece que vaya a ocurrir por el momento, te aconsejamos que tomes este tipo de bebidas con moderación y que cuides de tus dientes con especial atención posteriormente.