Muchos pacientes encuentran innecesario el uso de la seda dental y, para otros, resulta una tarea muy compleja. Por ello, intentaremos explicar en unas líneas los beneficios de su uso y algunos consejos para su correcta utilización.
Por muy eficaz que sea el cepillado dental, siempre queda placa bacteriana en los espacios interdentales, que son las zonas donde más frecuentemente se producen caries y en las que la encía tiende a inflamarse con mayor facilidad.
Así pues, el correcto uso de la seda ayuda a prevenir la aparición de caries y de inflamación gingival, contribuyendo a una mejor salud bucodental, por lo que es conveniente hacer un esfuerzo para su aprendizaje.
Lo más adecuado es que un profesional te enseñe la mejor manera de usar la seda y sobre las alternativas para limpiar en estas zonas de difícil acceso (cepillos interproximales, enhebradores, etc.).
Mientras tanto, puedes seguir estos pasos:
- Coger un fragmento de seda lo suficientemente largo para manejarlo con comodidad, y enrollarlo en un dedo de cada mano.
- Introducir la seda cuidadosamente en el espacio entre dos dientes (si están muy pegados, puedes realizar movimientos de sierra que te ayudarán a introducirla en el espacio sin lesionarte).
- Una vez dentro, abrazar uno de los dos dientes y realizar movimientos de arriba hacia abajo, desde la encía al punto de contacto entre ambos dientes. Hacer lo mismo con el otro diente.
- Sacar la seda del espacio, y utilizar una parte limpia de la misma para repetir la operación en todos los espacios de la boca, siguiendo un orden para no olvidar ningún diente.
Si no eres capaz de acceder a las zonas posteriores, o te lesionas cuando la utilizas, conviene que un profesional revise cómo la utilizas y te pueda dar consejos para poder mejorar, y que tu higiene bucodental sea perfecta.
Y si notas que tu encía sangra al utilizarla… consultar a un profesional experto en periodoncia puede ser lo más adecuado, ya que es probable que sufras gingivitis o incluso periodontitis.